JACINTO
A Jacinto Epiayu es difícil calcularle la edad. Ninguna de sus hijas ya entradas en los cincuenta la sabe con precisión. El sonríe y responde en wayuunaiki alguna palabra. En la Alta Guajira la vida transcurre para este anciano de visión y destreza manual portentosas en su chinchorro. Acomodado en el suave balanceo, Jacinto asume el reciclaje de los hilos que sus hijas artesanas desechan tras tejer sus mochilas.
En esta familia asentada en Uribia, casi todo gira alrededor de la artesanía.
Con sus dedos, el anciano recupera los hilos cortos de una misma tonalidad que sobraron después de tejer mochilas y va uniendo con diminutos nudos dobles, una hebra con otra. Así obtiene, después de varias horas, un pequeño ovillo de hilo que volverá a ser utilizado para crear una nueva mochila llamada "sopa".
Reciclaje y cero desperdicio! Sostenibilidad en un taller familiar en Uribia, Alta Guajira.
Hora de receso escolar en la ranchería Aruatachon (a 20 minutos en carro de Uribia). Los niños wayuu comen las onces que sus profesores consiguen con mucho esfuerzo porque las que debía enviar el municipio han demorado meses en aparecer.
Así tejen las mujeres wayuu los cordones que amarran las mochilas de su comunidad. En Riohacha, Guajira.
Esta labor requiere de concentración, paciencia y una hora como mínimo para trenzar un metro de hilo.
En medio del paisaje arcilloso, bajo la sombra de enramadas de madera crujiente y rodeados de verdes trupillos de copas bajas, surge el mundo femenino wayuu así. ASÍ.
Como una fulgurante sucesión de cometas fantásticas. Como una superficie lunar horadada por el color. Como las flores vivas de las que carece la desértica Guajira. Como cientos de miles de corazones fiesteros apoderándose de los grises injustos y desiguales de la vida.
Mochilas magistrales del Taller de Carmen Palmar en la ranchería Aruatachon en Uribia.
Matemáticas es la materia que más pasiones despierta entre los alumnos de la escuela wayuu en la ranchería Aruatachon (Uribia, La Guajira).
Niña estudiante en el colegio wayuu que en la ranchería Aruatachon (Uribia, La Guajira) escolariza a 200 alumnos de preescolar, primaria y escuela media con cinco profesores.
Cerámica en La Guajira? Sí, hemos llegado al Taller Amuche en Uribia, uno de los quince municipios del departamento que linda Colombia con Venezuela.
Casa en bahareque cercada con cardones resistentes a la sequía eterna, al calor hirviente y seco y a la brisa que, por ratos, sacude el universo.
Despliegue de piezas en cerámica elaboradas en el taller Amuche (Uribia, Alta Guajira). Múcuras (boca estrecha y alargada) y tinajas (boca ancha y corta) forman parte de la existencia wayuu. En las primeras se transportaba el agua desafiando el desierto guajiro, las segundas servían para almacenar el escaso líquido en las rancherías.
A los muertos wayuu se les exhuma y sus restos se guardan en el interior de una múcura gigante (abajo a la derecha) que serádepositada bajo tierra en un "segundo entierro" como dicta la costumbre de esta comunidad indígena asentada en La Guajira.
La familia que comanda María Elena Pushaina, veterana ceramista en Uribia, desarrolla en su taller -Amuche ("cerámica " en wayuunaiki)- piezas cada vez más diversas.
Cuando cae la tarde y con ella el sol bravo que parece tomar presa a la humanidad durante el día, Carmen González se sienta sobre su banquita para iniciar la rutina que más le place: tejer en el patio.
Con palos de escobas, tuberías en desuso, varias maderas y cabuya de un chinchorro viejo su marido -dedicado a vender agua en Uribia- le fabricó este telar vertical.
Cómo se viste y qué guarda en su armario (maleta) una mujer wayuu?
Carmen González, artesana y maestra de numerosas mujeres, me explica:
- 4 mantas (las wayuunshein en wayuunaiki, su lengua) para guardar meses de luto o dar el pésame a otros en blanco, gris y negro bordadas y de telas abundantes.
- 10 mantas para salir a la calle y acudir a eventos especiales. Son túnicas largas hasta los tobillos, prensadas interiormente bajo el pecho (como si fuera corte imperio), de mangas amplias. Normalmente bordadas a mano, en croché para los bordes y flores o motivos geométricos en hilos de colores sobre el cuerpo. También cuentan con telas con encajes, en linos pesados y rayones brillantes.
- 3 mochilas tejidas: una para salir a eventos, otra pequeña para atender las compras a diario y otra bien trajinada para acompañar a hacer vueltas y encargos.
- 2 pares de calzados: unas chanclas de plástico y unas "guaireñas" tejidas, adornadas con pompones coloridos para salir más elegante.
- 5 pañoletas para domar el pelo alborotado y contener el sudor.
- 12 mantas para estar por casa donde tejen a diario y se ocupan de múltiples tareas del hogar. Son livianas, más cortas y sin mayores adornos.
- aretes y collares
Bordada con hilo en torsión (varias hebras enroscadas para volverlo grueso), esta wayuushein o manta la reserva Carmen González para asistir a velorios de conocidos o para llorar a sus familiares.
Uso del vestuario de la mujer wayuu.
La manta guajira -wayuunshein para las mujeres wayuu- es una prenda cuya silueta y funcionalidad se remonta a la toga y túnica de griegos y romanos. Desde el año 500 a.C. hasta el caftán de Pucci (1967) o la reinvención del kimono de Rei Kawacubo en los años 90 del siglo XX, la historia de la moda revela que una tela en rectángulo es tan objeto de tendencia como de expresa manifestación cultural.
Tres generaciones distintas de mujeres artesanas que asistieron al Taller Moda Viva que realicé en Uribia (norte de Colombia).
Sobre el Autor:
Texto original autorizado por
www.sentadaensusillaverde.com
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