ALIRIO: CUANDO EL CUERPO SE VUELVE ALTAR
ENTRE EL ARTE Y LA FORMA

Alirio es el nombre de un silletero —pero también es la imagen de una Colombia que florece bajo el peso. En su cuerpo se condensa la fuerza del campo, la devoción silenciosa del oficio y la belleza efímera que, cada año, se levanta en forma de silleta para recorrer las calles de Medellín.

Inspirada en su figura, La Petite Mort construye con esta colección un retrato contemporáneo del cuerpo que trabaja, que carga, que celebra. Alirio no es una alegoría nostálgica, sino un estudio sobre el equilibrio entre fuerza y fragilidad, sobre lo que significa vestir la memoria de la tierra.

El primer drop explora la arquitectura del peso: piezas estructuradas, de líneas sólidas y proporciones contenidas, que evocan la ingeniería silenciosa de la silleta y los amarres que la sostienen. Son prendas que hablan del trabajo, del esfuerzo que ordena y sostiene la forma.
El segundo drop se abre al tiempo del sol: a la flor que emerge después de la lluvia. Las siluetas se suavizan, la rigidez cede paso al movimiento, y la paleta se ilumina con matices cálidos que evocan la tierra seca, la cosecha y el respiro después del esfuerzo. Es la fase del florecer —el instante en que el cuerpo deja de cargar y simplemente florece.

Durante la exhibición en El Dorado Edit, Alirio se presentó bajo una curaduría museológica inspirada en la cultura silletera y en los ciclos naturales de la flor: la temporada de lluvia y la temporada de sol. Las piezas se dispusieron con una sobriedad casi ritual, como si el espacio se transformara en un campo detenido en el tiempo: un homenaje a la vida que crece, se transforma y vuelve a empezar.


Con Alirio, La Petite Mort reafirma su lenguaje entre lo poético y lo material. La colección es, a la vez, un acto de gratitud y una pregunta sobre la herencia: ¿cómo vestir la memoria sin convertirla en peso?















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